Una vez más te vuelvo a recordar, te vuelvo a llorar, vuelvo a reabrir los recuerdos no muy lejanos. Todos estos días me negué a mi misma ver tus fotos, las pasaba de largo en el rollo de la cámara, las ignoraba para no herirme. Lamentablemente los parches nunca lograrán curar, o mejor dicho, cicatrizar una herida así de profunda. Te extraño tanto. Hace unos meses te tenía durmiendo en mi cama, ronroneandome, dándome todo lo que me hacía feliz. Hace un mes, te estaba encontrando agonizante, corriendo al veterinario, gritando y lamentandome, finalmente.. enterrándote. Diariamente me imaginaba como sería verte crecer y crecer juntas, ni siquiera llevabas un año conmigo, pero llegaste justo a tiempo, llegaste a sanarme, fuiste el pequeño rayo de luz que me salvó, y a veces pienso que por eso te fuiste.. porque tu misión había concluído, porque habías venido a salvarme justo a tiempo, me llenaste todo el vacío que invadía mi vida; y ya era hora de marchar. Pero no lo voy a entender nunca, fue todo tan rápido, fue todo tan raro, sin lógica, sin explicación... Tan horrible, tan amarga.
Me consuela saber que dí todo de mí, que yo te hacía feliz y tu a mí, que el amor era sincero, recíproco, real.
Muchos me llamarán exagerada.."cómo puedes llorar así, es solo un gato" "es solo un animal, eres llorona, exagerada".. Y para mí por supuesto que no fue solo un gato, fue la que me salvó, la que me daba ánimos y en ocasiones la única que podía escucharme. Te extraño tanto. Tanto. Tanto. Y te amo tanto. Tanto. Tanto..